La primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, afronta una grave crisis diplomática con China tras sus declaraciones sobre Taiwán, que considera una «amenaza existencial» para Japón y justifican el despliegue militar nipón. La dura postura de Takaichi, quien lidera con una visión nacionalista y pro-militarista desde su primer mes en el cargo, ha provocado represalias y advertencias diplomáticas y económicas por parte de Pekín. A pesar de que Pekín exige una retractación, Takaichi se mantiene firme, lo que intensifica la tensión entre ambos países. Mientras tanto, los intentos de Tokio de contener la situación a través de un lenguaje diplomático han sido infructuosos, dejando las relaciones bilaterales en un punto crítico sin un plan claro para calmar las aguas.
Leer noticia completa en El Pais.




