El gobierno estadounidense circula un polémico plan para administrar Gaza bajo su control durante una década, transformando la región en un centro tecnológico y turístico. Este proyecto, llamado GREAT, propone el desplazamiento temporal de los habitantes palestinos, ofreciéndoles compensaciones económicas para que se reubiquen «voluntariamente». Se prevé la inversión privada y pública, sin fondos del gobierno de EE.UU., con expectativas de cuadruplicar rendimientos en diez años. El diseño incluye la construcción de «ciudades inteligentes» y promete atraer inversiones significativas. La filtración del plan surge en medio de tensiones diplomáticas y reuniones estratégicas encabezadas por figuras como Tony Blair y Jared Kushner, reflejando la intención de alinear el futuro de Gaza con las visiones expresadas por Donald Trump, quien pretende desarrollar el área como una «Riviera del Mediterráneo».
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