En Varsovia, la estación de metro Świętokrzyska fue el escenario de la colisión de dos visiones de Polonia: la conservadora, que añora el liderazgo del partido Ley y Justicia y el potencial relevo de Andrzej Duda por Karol Nawrocki, y la más liberal y europeísta, que apoya al primer ministro Donald Tusk y al alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, como candidato en las elecciones presidenciales. En un clima tenso ante la inminente segunda vuelta electoral, ambos grupos participaron en marchas multitudinarias sin incidentes significativos. Trzaskowski, quien lideró la primera vuelta por un margen estrecho, aboga por la unidad y la proeuropeidad, mientras que Nawrocki promueve un cambio conservador apoyado por el PiS. Ante la incertidumbre de los resultados y un ambiente de polarización, el futuro político de Polonia queda en manos de los votantes indecisos.
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