Los precios continuarán al alza, aunque se espera que lo hagan a un ritmo más lento que en 2025. No obstante, la confianza de las instituciones se mantiene firme en que las familias seguirán con un buen nivel de consumo, lo cual podría amortiguar el impacto de la inflación en la economía doméstica. Este optimismo se basa en la previsión de un entorno económico estable que permita a los hogares sostener sus hábitos de gasto a mediano plazo.
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