La cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin en Alaska ha generado gran expectación al ser la primera visita de un líder ruso a suelo estadounidense en 18 años, excluyendo la ONU. El encuentro, que busca abordar la guerra en Ucrania sin la participación de Kiev, se rodea de medidas de seguridad. Trump, convencido de ser capaz de negociar una paz entre Rusia y Ucrania, ha evitado imponer sanciones a Putin, optando por un diálogo directo. Este acercamiento ha roto parcialmente el aislamiento internacional de Putin desde la ocupación de Crimea en 2014 y la invasión a gran escala en 2022. La reunión ha suscitado críticas y manifestaciones ante el riesgo de que Estados Unidos pueda ceder demasiado en las negociaciones.
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