Rusia intensifica su tensión con Europa mediante tácticas de guerra híbrida que ponen a prueba la capacidad defensiva de la OTAN. Según expertos, el Kremlin desarrolla acciones encubiertas bajo el umbral del conflicto armado, afectando a países pro-Ucrania. Ejemplos recientes incluyen incursiones de drones en espacios aéreos nórdicos y en Estonia. La respuesta de la OTAN frente a estas provocaciones es cuestionada, ya que busca equilibrar la disuasión con evitar una escalada. El presidente ruso Vladimir Putin pretende desestabilizar a las naciones occidentales y explota las divisiones dentro de la Alianza Atlántica, mientras busca consolidar su posición geopolítica tras encuentros con líderes como Xi Jinping y un supuesto apoyo tácito de Donald Trump.
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