El Kremlin ha estado simulando un interés en las negociaciones, mientras que Washington comienza a mostrar signos evidentes de impaciencia ante la falta de progresos. Esta situación genera tensiones y aumenta la preocupación sobre el futuro de las relaciones internacionales, en un contexto marcado por la desconfianza mutua y la posibilidad de que las conversaciones lleguen a un punto muerto.
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