El fútbol podría aprender de la NBA en organización y optimización del rendimiento, ya que la liga de baloncesto estadounidense se distingue por su enfoque en la estabilidad del personal técnico, roles claramente definidos y la integración de tecnología avanzada. En la NBA, los preparadores físicos, nutricionistas y analistas son empleados por las franquicias, no por los entrenadores, lo que garantiza continuidad y especialización. Además, la tecnología juega un papel crucial, con sensores y algoritmos que monitorizan a los jugadores en detalle. La importancia del descanso y el bienestar de los jugadores se considera fundamental, contrastando con la mentalidad más tradicional del fútbol. La comunicación interna es fluida y los jugadores disfrutan de comodidades que reflejan su valor estratégico en el equipo, sugiriendo que el fútbol se beneficiaría al observar y adoptar estas prácticas exitosas.
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