En México, la economía enfrenta un dilema: mientras que la inversión extranjera bate récords, los empresarios locales desconfían y prefieren el refugio financiero sobre la inversión en negocios que generen empleo. Esta paradoja frena el crecimiento económico, crucial para que el Gobierno de la Cuarta Transformación, liderado por Claudia Sheinbaum, continúe reduciendo la pobreza sin afectar a los más ricos. A pesar de esfuerzos como el Plan México y acuerdos sobre salarios, las trabas persisten, alimentadas por la falta de certidumbre, inseguridad, corrupción y otros desafíos estructurales. Ambos sectores, gobierno y empresarios, deben superar prejuicios y cooperar para propiciar un clima favorable a la inversión que incluya generación de empleos dignos y ajuste de desigualdades. Con un liderazgo moderno dispuesto a fomentar concilios entre crecimiento y distribución, la colaboración inteligente se vislumbra como la única vía para construir una versión mejorada del país.
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