Los hermanos Lyle y Erik Menéndez, infamemente encarcelados por el asesinato de sus padres en 1989, enfrentaron un revés significativo esta semana cuando la junta de libertad condicional de California denegó su liberación anticipada. Durante maratónicas audiencias, Lyle, de 57 años, y Erik, de 54, recibieron fuertes críticas por su conducta en prisión, incluyendo supuestas infracciones como la posesión de teléfonos móviles. A pesar de algunos comentarios positivos sobre su rehabilitación, la junta decidió que su comportamiento pasado y presente no justifica su liberación temprana. Los hermanos, cuya sentencia a cadena perpetua fue recientemente reducida a 50 años, podrán solicitar nuevamente la libertad condicional en tres años. Mientras tanto, audios filtrados de las audiencias han despertado controversia, aumentando la atención mediática sobre el caso.
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