Después de una intensa sesión de ejercicio, la recomendación de los expertos es no ducharse inmediatamente. El radiólogo José Manuel Felices advierte que hacerlo interrumpe el proceso natural de regulación de la temperatura corporal, pudiendo causar mareos o síncopes. Sudar después de entrenar ayuda no solo a enfriar el cuerpo, sino también a eliminar toxinas. Ducharse demasiado rápido impide completar este proceso, dejando una sensación de inconcluso y afectando el balance del pH de la piel, lo que puede debilitar su barrera protectora. Se aconseja esperar entre 10 y 15 minutos antes de ducharse, aprovechando el tiempo para hidratarse y realizar estiramientos suaves.
Leer noticia completa en OK Diario.