Hace 80 años, los bosques de las Ardenas fueron testigos de una crucial y desesperada batalla de la Segunda Guerra Mundial, donde el frío extremo se convirtió en un feroz adversario para las tropas de ambos bandos. La ofensiva alemana del III Reich, lanzada en diciembre de 1944 para dividir a las fuerzas aliadas y capturar Amberes, logró inicialmente romper líneas estadounidenses, pero fue ralentizada por una férrea defensa y complicaciones logísticas. En enero de 1945, el contraataque aliado revirtió la situación, resultando en más de 80,000 bajas aliadas y hasta 100,000 alemanas. Hoy, lugares como el Cementerio y Memorial Estadounidense de Luxemburgo, el Museo de la Guerra de Bastoña y áreas conmemorativas en Schumannseck y el Bosque de Jack, preservan la historia de este episodio, mientras sus cicatrices resuenan en un continente que sigue enfrentándose a los fantasmas de la guerra.
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