Con la llegada de los meses más fríos, el fortalecimiento del sistema inmunológico se vuelve un objetivo primordial para evitar resfriados e infecciones respiratorias. En este contexto, las vitaminas emergen como aliados fundamentales para mantener nuestras defensas en óptimas condiciones. Según Florencia Braga, Dietista-Nutricionista y Gerente de Asuntos Científicos para EMEA en Herbalife, una dieta balanceada es esencial para asegurar el adecuado aporte de estos micronutrientes que se encuentran en alimentos variados como frutas, verduras, carnes magras, lácteos y cereales integrales.
Las vitaminas no solo son cruciales para el mantenimiento del metabolismo y el suministro energético del organismo, sino que también desempeñan un papel determinante en la eficacia del sistema inmunológico. Funcionan apoyando la producción y activación de los glóbulos blancos y tienen un papel antioxidante, protegiendo a las células de los daños provocados por los radicales libres. Una alimentación rica en vitaminas fortalece las primeras líneas de defensa del cuerpo, como la piel y las mucosas, permitiendo una respuesta más efectiva ante la presencia de patógenos.
El consumo diario de vitaminas es indispensable, dado que el organismo no tiene la capacidad de sintetizarlas. Sin embargo, requieren atención particular debido a que su demanda puede variar según la edad, condiciones de salud o situaciones como el embarazo. Además, hábitos como el alcoholismo y el tabaquismo pueden interferir en la absorción de estos nutrientes esenciales, aumentando la susceptibilidad a deficiencias. Por ello, Braga enfatiza la importancia de adquirir las vitaminas de fuentes diversas y naturales.
Entre las más destacadas para el fortalecimiento inmunológico se encuentran la vitamina A, que promueve la salud ocular y de las mucosas al estar presente en alimentos como huevos y verduras de hoja verde; la vitamina D, fundamental para la salud ósea e inmunitaria y obtenida de lácteos fortificados y pescados; la vitamina E, conocida por su acción antioxidante, que se halla en aceites vegetales; la vitamina C, que incrementa la producción de glóbulos blancos y se encuentra en cítricos y vegetales; y las vitaminas del grupo B, esenciales para el metabolismo e inmunidad, presentes en cereales y carnes magras.
Incorporar una dieta variada y rica en estos nutrientes no solo favorece un estado de salud óptimo, sino que también es una estrategia efectiva para combatir las afecciones típicas de la temporada invernal, garantizando un escudo adicional contra los virus comunes.