Renfe ha invertido 25 millones de euros desde 2023 para limpiar grafitis de una superficie total de equivalencia a 12 campos de fútbol, enfrentando el doble impacto negativo: económico y ambiental. Estos actos vandálicos han incrementado en zonas como la Comunidad de Madrid, provocando retrasos y reducción de trenes disponibles. La eliminación de grafitis requiere 10.000 horas de trabajo mensual y supone el uso de productos de limpieza para borrar 16.000 litros de pintura tóxica anuales, generando residuos y un significativo coste energético. Renfe ha implementado protocolos para mitigar este impacto, como la contención de residuos y optimización del consumo energético, aunque el problema sigue en aumento.
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