La crisis de la vivienda en España ha empujado a familias como la de Fernando a buscar refugio en zonas rurales, ofreciendo una solución económica y de calidad de vida. Tras abandonar una estresante rutina en Barcelona, Fernando y su familia se establecieron en Griegos, Teruel, donde por un alquiler reducido han encontrado un nuevo hogar en un pueblo con apenas 80 habitantes. Este cambio no solo representa un alivio económico, ya que pagan 150 euros al mes gracias a incentivos por escolarizar a sus hijos, sino también un respiro emocional, al dejar atrás una hipoteca de 1.500 euros y dos horas diarias de tráfico. En Griegos, sus hijos disfrutan de un entorno tranquilo y natural, aunque el cierre del colegio si no se mantiene el mínimo de alumnos es una amenaza latente. A pesar de los desafíos que implica alejarse de servicios básicos, para Fernando, esta mudanza significa un renacer, uniendo su destino al de un pueblo en lucha contra la despoblación.
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