Las oposiciones en España, criticadas por su enfoque excesivamente memorístico, están bajo escrutinio. Casos como el de Jorge Martín, un profesor que enfrentó irregularidades en las calificaciones, resaltan la problemática del sistema. En las oposiciones más recientes, una cuarta parte de las plazas quedó vacante, especialmente en áreas críticas como Matemáticas. Mientras que algunos defienden el modelo por su objetividad, otros piden reformas para incluir evaluaciones de competencias reales como resolución de problemas y comunicación. Iniciativas experimentales, como las de Cataluña, buscan integrar pruebas competenciales, y una propuesta de ley del gobierno sugiere un enfoque formativo más práctico, aunque enfrenta críticas sobre su implementación. La necesidad de modernizar el acceso al empleo público es urgente, con el objetivo de construir carreras profesionales efectivas y adaptadas a la realidad del siglo XXI.
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