Tras el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años, el mundo vuelve su atención hacia El Vaticano, donde se inicia el tradicional proceso de elección de un nuevo pontífice. Según el derecho canónico, cualquier bautizado en la Iglesia Católica puede ser elegido Papa, aunque históricamente el elegido suele ser un cardenal u obispo con formación en Teología, Derecho Canónico o Sagrada Escritura. El Colegio Cardenalicio, conformado por cardenales menores de 80 años, se reúne para celebrar el cónclave en la Capilla Sixtina, en un proceso marcado por el secreto y el aislamiento. Las votaciones, realizadas hasta cuatro veces al día, requieren una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo Papa, cuyo anuncio se realiza desde el balcón de la Basílica de San Pedro con el tradicional «Habemus Papam». La aprobación del candidato y su primera bendición «Urbi et Orbi» sellan el inicio de una nueva etapa en la historia del Vaticano.
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