En Australia, la implementación de una nueva ley está generando reacciones diversas entre la población. Mientras que algunos ciudadanos reciben la medida con ilusión, anticipando potenciales beneficios, otros manifiestan escepticismo y rechazo. La atención internacional se centra en este experimento legislativo, observando de cerca las repercusiones y efectividad de dicha normativa. La situación refleja un panorama social dividido, donde las expectativas y preocupaciones conviven a partes iguales en el debate público.
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