El conflicto en torno al cardenal Angelo Becciu intensifica la atmósfera de misterio e intriga en el Vaticano, evocando escenas dignas de películas. Tras ser despojado de sus derechos en 2020 a raíz de un escándalo financiero, y enfrentarse a una condena de cárcel, Becciu desafía órdenes papales al intentar participar en el cónclave. Aunque inicialmente el decano de los cardenales le permitió asistir, nuevas revelaciones sobre directrices dejadas por el Papa Francisco—aunque inicialmente solo de palabra—han revertido la decisión, impulsadas por documentos que el secretario de Estado, Pietro Parolin, presentó. Este tenso tira y afloja entre autoridades vaticanas y el desafiante cardenal, antes una figura prominente cercana a Parolin, genera incertidumbre sobre el desarrollo del cónclave y la posible elección papal. Mientras el Vaticano debate esta delicada situación con resonancias históricas, Becciu mantiene su postura firme, esperando que sus hermanas cardenales definan su destino en una decisión que podría tener repercusiones en la legitimidad del proceso electivo pontificio.
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