Enclavado en la historia y el olvido, el legendario tren Ćira, que antaño uniera Sarajevo y Belgrado a través de los desafiantes Alpes Dináricos, ha resurgido como una atracción turística tras décadas de inactividad. Su construcción, iniciada antes de la Primera Guerra Mundial, costó no solo una fortuna en oro sino también numerosas vidas, al emplear prisioneros de guerra en condiciones inhumanas. Cerrado en 1974 por considerarse inviable, el tren volvió a la vida gracias al esfuerzo de la comunidad local en Mokra Gora, Serbia. Ahora, por 1.200 dinares serbios, el recreado tren Šarganska osmica permite a los viajeros experimentar una nostálgica travesía de 13,5 kilómetros, serpenteando por la geografía montañosa a través de 22 túneles y cinco puentes, y aunque su recorrido no llega más allá de Vitasi, sigue evocando recuerdos y despertando un anhelo por la antigua Yugoslavia.
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