El sector de las telecomunicaciones se encuentra en una encrucijada histórica, donde la búsqueda de diferenciación y fidelización de clientes ha dejado de centrarse únicamente en la conectividad. En la actualidad, el verdadero campo de batalla y fuente de atractivo reside en las plataformas de streaming, transformando el modo en que las teleoperadoras conciben sus ofertas y posicionan sus servicios.
La expansión de las plataformas de vídeo bajo demanda (VoD por sus siglas en inglés) dentro de los paquetes de servicios ha dejado de ser una estrategia exclusiva de las grandes operadoras para convertirse en una práctica extendida, incluso entre aquellas de bajo coste. Este movimiento permite a las compañías no solo incrementar el valor percibido por sus clientes, sino también fomentar la fidelización y la diferenciación en un mercado donde las velocidades y coberturas de fibra suelen ser similares entre competidores. Además, integrar estas plataformas en sus ofertas puede conllevar una reducción en los costes de adquisición de nuevos clientes.
El impacto del consumo de contenido en streaming en la infraestructura de las redes no es insignificante. Datos recientes sugieren que servicios como Netflix, YouTube y Prime Video son responsables del 66% del tráfico global de internet. Esta creciente demanda de ancho de banda ha intensificado el debate entre las teleoperadoras y las plataformas OTT (Over The Top), que utilizan estas infraestructuras para la distribución de sus contenidos. Como solución, han surgido acuerdos estratégicos que buscan un equilibrio, permitiendo a las operadoras participar indirectamente en los ingresos generados por estas plataformas y abriendo la posibilidad de futuras alianzas para el sostenimiento de las redes.
La manera en que las teleoperadoras están adaptando sus estrategias refleja un cambio profundo en su modelo de negocio. Desde la mejora en los servicios de televisión de pago, integrando tanto canales lineales como plataformas de streaming, hasta la adopción de modelos de integración avanzada donde el contenido de las OTT se encuentra directamente accesible desde sus plataformas. El impulso hacia la diversificación de servicios también se manifiesta en la inclusión de soluciones complementarias como seguridad, seguros o salud, confirmando la transición hacia empresas multiservicio.
Para los consumidores, la sinergia entre servicios de conectividad y plataformas de streaming se traduce en comodidad, ahorro y una experiencia integrada. Pueden gestionar todos sus servicios desde un solo lugar y enfrentarse a menores costes en comparación con contratar plataformas de manera independiente.
Mirando hacia el futuro, el papel del streaming en las ofertas de las teleoperadoras se vislumbra como esencial. Sin embargo, mantener este rumbo presenta desafíos como asegurar la sostenibilidad de las infraestructuras ante la creciente demanda de contenido en alta calidad, competir con contenido exclusivo y diversificar aún más los servicios digitales ofrecidos, como las soluciones para hogares inteligentes o IoT.
El panorama de las telecomunicaciones está siendo reescrito. En este contexto, las empresas que encuentren el equilibrio adecuado entre conectividad, contenido y servicios digitales estarán mejor posicionadas para liderar en un mercado que exige innovación constante y adaptación a las cambiantes preferencias del consumidor.