Durante una fiesta organizada por un conocido presentador, un director de cine expresó su temor hacia su propio hijo, Nick. En una declaración sorprendente, el director admitió estar aterrorizado de su hijo, llegando al punto de pensar que podría sufrir algún daño por parte de él. Este inquietante testimonio resalta la gravedad de la situación familiar y genera interrogantes sobre la dinámica que se desarrolla entre ambos, despertando la preocupación entre los asistentes al evento y planteando una reflexión sobre las relaciones familiares en situaciones de tensión extrema.
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