En su primer discurso de Navidad como presidente de la Generalitat, Salvador Illa ha optado por un mensaje de unidad y fraternidad, dejando de lado temas políticos divisivos. Durante su intervención, Illa ha abogado por enfrentar las dificultades sin caer en discursos de odio, enfatizando la importancia de la paz y el diálogo, y expresando solidaridad con Valencia tras la tragedia provocada por la dana de octubre. El discurso, pronunciado en Sant Esteve y no el tradicional 30 de diciembre, marca un cambio de tono respecto a sus predecesores al evitar reivindicaciones independentistas y centrarse en valores universales como la paz y la fraternidad, mencionando únicamente de manera breve conflictos internacionales y la situación en Cataluña. Illa no abordó en detalle los desafíos políticos inmediatos, como la negociación de los Presupuestos o la financiación singular para Cataluña, destacando en cambio la necesidad de compartir esperanzas y esfuerzos para avanzar juntos.
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