Sami Ben Gharbia: Defensor de la Libertad de Expresión y el Activismo Digital

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María MR

Sami Ben Gharbia, un prominente activista de derechos humanos de Túnez, es conocido por su incansable defensa de la libertad de expresión, un concepto que él considera esencial para la condición humana. Influenciado por las enseñanzas de filósofos árabes quienes definen al ser humano como un «animal que habla», Gharbia insiste en que hablar es un acto fundamental de pensamiento.

La vida de Gharbia, marcada por las limitaciones de un régimen autoritario en Túnez, le radicalizó en su lucha por el derecho a expresarse libremente. Nacido en 1967, vivió en un entorno donde el acceso a libros controvertidos estaba fuertemente restringido. «Siempre uno tiene que esconder los libros», rememora, señalando cómo esta censura asfixiaba la identidad política individual.

Multilingüe desde joven, Gharbia estudió árabe, francés e inglés, y más tarde, el farsi durante su estancia en Irán. Esta habilidad lingüística le permitió no solo una comprensión intercultural más profunda, sino también abrazar las diferencias con una mente abierta.

El compromiso de Gharbia con la libertad de expresión le llevó a cofundar Nawaat, un colectivo mediático diseñado como plataforma para los tunecinos exiliados. Este grupo jugó un papel crucial durante la Revolución de Jazmín en 2011, utilizando internet para exponer las violaciones de derechos humanos y desafiar la narrativa impuesta por el régimen de Ben Ali. Sin embargo, Gharbia enfatiza que, aunque internet fue crucial, el verdadero motor del cambio fueron las protestas callejeras.

En su lucha continua, Gharbia ha trabajado también con Global Voices Advocacy para enlazar a activistas y tecnólogos en todo el mundo, desarrollando herramientas que apoyen los derechos humanos. A pesar de que recientemente Nawaat sufrió la congelación de sus actividades por parte del gobierno tunecino, Gharbia, respaldado por una creciente ola de apoyo internacional, permanece resiliente. “Estamos preparados para lo peor”, asegura, reafirmando su compromiso de mantener una voz de resistencia activa, incluso si ello implica operar, una vez más, desde el exilio.

Al reflexionar sobre su trayectoria, Gharbia cita a Julian Assange como una inspiración por su lucha en pro del acceso transparente a la información en la era digital. Según Gharbia, el legado de Assange es un poderoso recordatorio de la importancia de la libertad de expresión en la búsqueda de verdad y justicia, y un llamado para que todos continúen luchando contra la opacidad gubernamental.

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