El presidente del Gobierno ha minimizado públicamente el desafío planteado por su vicepresidenta, al afirmar que no lo considera un acto de deslealtad. Sin embargo, el enfrentamiento entre ambos líderes quedó evidente y refleja las tensiones internas que enfrentan. La situación incrementa la atención sobre la relación entre el presidente y su equipo, destacando las diferencias estratégicas que podrían tener implicaciones para la gestión gubernamental.
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