Satélite de Elon Musk fuera de control en el espacio activa protocolos de seguridad

El creciente congestionamiento de la órbita terrestre baja, saturada por miles de satélites que prestan servicios como internet y comunicaciones, ha evidenciado riesgos colaterales como el reciente incidente protagonizado por el satélite Starlink 35956 de SpaceX. El 17 de diciembre, este satélite sufrió un fallo significativo que resultó en una pérdida total de comunicación y la liberación de fragmentos rastreables. Esta situación incrementa el potencial de colisiones en una órbita ya densamente poblada, lo que obliga a maniobras de evasión y supone una amenaza para otras operaciones espaciales. En respuesta, SpaceX ha desplegado protocolos de seguimiento y está colaborando con la Fuerza Espacial de Estados Unidos y la NASA para monitorear los fragmentos. Aunque el satélite afectado volverá a entrar en la atmósfera y se desintegrará sin poner en riesgo la Estación Espacial Internacional, el incidente resalta la complejidad de gestionar el tráfico espacial. SpaceX, reconociendo la gravedad del evento, trabaja para mitigar futuras anomalías mediante mejoras en su software, reafirmando su compromiso con la seguridad espacial.

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