La tensión en el Líbano ha escalado notablemente con un ataque de seguidores de Hezbolá a un convoy de la misión de paz de la ONU en el sur del país, Unifil, que resultó en un vehículo incendiado y un casco azul herido. Este incidente, ocurrido cerca del aeropuerto internacional de Beirut, ha sido condenado por la ONU como una flagrante violación del derecho internacional. La agitación local se debe en parte a la suspensión de vuelos entre Irán y Líbano, motivada por acusaciones israelíes de que estos vuelos eran utilizados por la fuerza Quds y Hezbolá para contrabando de fondos. En respuesta, Irán ha impedido que aviones libaneses de bandera aterricen, amplificando las tensiones. Las protestas, marcadas por incendios y actos de vandalismo, se han extendido a otras partes del país, provocando acciones del ejército libanés.
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