El debate sobre el estatus del Viernes Santo en Chile ha cobrado fuerza luego de que las principales tiendas de retail del país, Falabella, París y Ripley, decidieran abrir en este día tradicionalmente no laborable, provocando el rechazo de los empleados y sindicatos, quienes consideran este descanso un «derecho adquirido». A pesar de intentos legislativos por parte de diputados de la derecha para declarar este día como feriado irrenunciable, la iniciativa no logró avanzar a tiempo en el Congreso. La Dirección del Trabajo ha dictaminado que sólo trabajadores con historial de descanso en este día pueden reclamar dicho derecho, mientras que el gobierno y la iglesia católica critican la decisión empresarial por reducir el día a una mera oportunidad económica, sacrificando valores familiares y religiosos. La Cámara Nacional de Comercio y sus empresarios asociados se oponen al cambio, considerándolo un intento de populismo electoral. A falta de legislación, el comercio abrirá con horario de festivo normal, entre críticas y sanciones potenciales para quienes violen los derechos adquiridos.
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