En Barcelona, el barrio de Sant Antoni enfrenta una crisis habitacional tras la venta de un edificio en la calle Sepúlveda a la empresa Vandor, centrada en alquileres no permanentes. Los vecinos, organizados como “bloque en lucha” con el respaldo del Sindicato Socialista de Vivienda, denuncian que sus contratos de arrendamiento no serán renovados. La situación refleja un patrón en el Eixample, donde el negocio inmobiliario, a través de grandes fondos, fragmenta pisos y promueve alquileres temporales, perjudicando el acceso a viviendas permanentes. A pesar de los intentos de negociar con Vandor, no se ha obtenido respuesta. Según datos recientes de asociaciones vecinales, la gestión empresarial abarca 232 fincas del distrito, con un notable impacto en los alquileres y la expulsión de habitantes.
Leer noticia completa en El Pais.



