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SIBO: Los Riesgos de Autodiagnosticarse Este Complejo Trastorno Intestinal

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Silvia Pastor

En los últimos años, el término sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado, más conocido como SIBO, ha ganado protagonismo en el ámbito de la salud. Sin embargo, esta creciente popularidad ha dado lugar a una serie de mitos y malentendidos que pueden llevar a autodiagnósticos erróneos y tratamientos inapropiados.

Según los especialistas de Quirónsalud Bizkaia, es crucial considerar no solo los síntomas, sino también factores como las alteraciones fisiopatológicas, anomalías anatómicas del intestino, hábitos de vida y alimentación. El Dr. Juan Antonio Arévalo, jefe del Servicio de Aparato Digestivo de Quirónsalud Bizkaia, advierte sobre los peligros del autodiagnóstico: «El SIBO es un síndrome complejo con múltiples causas subyacentes. Los síntomas, como dolor abdominal, hinchazón y alteraciones intestinales, pueden ser comunes a muchas otras afecciones. Es fundamental acudir a un especialista para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado».

El SIBO es promovido por diversas condiciones como una dieta inadecuada, alteraciones fisiopatológicas gastrointestinales y también anomalías anatómicas del intestino, como estrecheces y fístulas, que facilitan el crecimiento bacteriano excesivo. Para confirmar si un paciente padece SIBO, se emplea un test de aire expirado, una prueba no invasiva que mide las alteraciones de hidrógeno y metano en el aire exhalado. Previamente, el paciente ingiere un preparado de glucosa o lactulosa, que fermenta en el intestino si hay un exceso de microbios, produciendo hidrógeno y metano. «La presencia de estos gases en el test de aire expirado constituye la prueba definitiva del sobrecrecimiento bacteriano», explica el doctor Arévalo.

Una vez diagnosticado, el tratamiento del SIBO comienza con la corrección de posibles deficiencias nutricionales asociadas, como la falta de vitaminas B12, B1 y B6. El siguiente paso es restablecer el equilibrio de la microbiota, el conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, arqueas, virus y parásitos) que residen en el cuerpo y juegan un papel crucial en el funcionamiento y absorción de nutrientes. «La piedra angular del tratamiento del SIBO va a ser a base de antibióticos, que podemos combinar con modificaciones dietéticas y probióticos», concluye el especialista en aparato digestivo.

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