El ataque en una sinagoga de Mánchester ha exacerbado las tensiones sobre antisemitismo en el Reino Unido, precipitando un debate tras la recomendación de impedir que aficionados israelíes del Maccabi Tel Aviv viajen a Birmingham para un partido contra el Aston Villa. La decisión, respaldada por la Policía de West Midlands debido a riesgos de disturbios, ha causado controversia política; el primer ministro británico criticó la medida, mientras la oposición la usa para atacar al Gobierno. El Consejo de Lideres Judíos y los partidos políticos, incluidos los Liberal-Demócratas, han condenado la restricción. La UEFA se ha desmarcado, dejando la responsabilidad en manos de las autoridades locales. La situación refleja la creciente presión política y social relacionada con conflictos internacionales y su impacto en eventos deportivos.
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