El Gobierno británico busca fortalecer la cooperación con Francia para combatir la inmigración irregular durante la visita de Emmanuel Macron al Reino Unido. El primer ministro Keir Starmer enfrenta la presión política por la llegada de migrantes a las costas inglesas, impulsada por la oposición populista. Pese a un potencial acuerdo entre Londres y París, naciones de la UE como España e Italia recelan de negociaciones unilaterales por temor a que las devoluciones afecten sus territorios. La propuesta incluye un pacto «uno dentro, uno fuera», aunque falta consenso europeo. Asimismo, Macron subraya la necesidad de abordar los «factores de atracción» en el Reino Unido, criticando su mercado laboral flexible. Starmer, tras un año en el poder, mantiene una postura firme contra la inmigración irregular, diferenciándose de estrategias anteriores como la deportación a Ruanda. En lo que va del año, más de 20,000 migrantes han arribado a las costas británicas, intensificando la presión sobre su gestión.
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