En Higuera de Vargas, un pequeño municipio de Badajoz con la segunda renta media más baja de España, la vida cotidiana transcurre entre peculiaridades y desafíos económicos. A pesar de poseer infraestructuras y servicios públicos, como un avión de combate F-5 exhibido en su parque, la localidad se enfrenta a retos de desarrollo económico y demográfico. Las cifras ocultan la economía sumergida prevalente y la percepción de bienestar entre sus habitantes, quienes valoran la calidad de vida en el entorno rural. Con una notable actividad económica en sectores como el agrícola y la producción de carbón, los habitantes lidian con problemas como la falta de empleo juvenil y la amenaza de despoblación, mientras intentan cambiar el relato sobre las oportunidades en su región. La comunidad, a pesar de los ingresos económicos bajos, sigue apostando por mejorar su calidad de vida, buscando construir narrativas más positivas para atraer inversión y turismo.
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