Las autoridades advierten que la proliferación de prácticas no reguladas en ciertos sectores económicos puede dañar la imagen profesional y fomentar intrusismo, llevando a la aplicación de métodos poco sanitarios. Esta preocupación surge ante el aumento de actividades sin control que ponen en riesgo tanto la salud pública como la reputación de las profesiones implicadas, subrayando la necesidad de reforzar las normativas para proteger a consumidores y profesionales.
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