La inteligencia emocional y las habilidades sociales son esenciales para mantener relaciones saludables con quienes nos rodean, ya que facilitan una comunicación efectiva y bidireccional. Sin embargo, algunas personas carecen de estas habilidades, lo que dificulta el intercambio adecuado de ideas y emociones. Este déficit suele manifestarse en una comunicación egocéntrica y la incapacidad de mostrar interés genuino por los demás. Entre las causas de esta carencia se encuentran la timidez, la falta de autoestima y trastornos emocionales no resueltos. En general, estas personas centran sus conversaciones en sí mismas, lo que genera distancia emocional y negatividad, y no permiten un verdadero diálogo enriquecedor. La falta de empatía y la ausencia de retroalimentación son características comunes de estos individuos que, sin intención, generan malentendidos y rechazo.
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