En un movimiento controvertido, Tel Aviv ha declarado una «zona de exclusión» que se extiende a lo largo de 120 millas. Esta designación no cuenta con reconocimiento internacional, lo que ha generado tensiones en la región. La medida ha sido criticada por diversas organizaciones y gobiernos, quienes argumentan que podría exacerbar conflictos y complicar las dinámicas geopolíticas existentes. La comunidad internacional observa con preocupación las posibles implicaciones de esta decisión unilateral, mientras las autoridades locales defienden su derecho a establecer tales límites en aras de la seguridad.
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