María Jesús Montero, la actual ministra de Hacienda, se encuentra en el centro de un escándalo conocido como la Trama PSOE. Aunque intenta desvincularse de sus exmiembros, su nombre sigue apareciendo en informes y grabaciones que involucran a su círculo más cercano en actividades sospechosas. En el núcleo de estas acusaciones se encuentran presuntas mordidas, favores políticos, empresas pantalla y contratos millonarios.
Las conexiones en este escándalo son innegables, y Montero no puede alegar ignorancia dado que algunos de los implicados han sido figuras clave en su carrera política. Entre ellos, se destaca Vicente Fernández Guerrero, su ex número 2 en el Ministerio de Hacienda, además de su actual jefe de Gabinete, Carlos Moreno, y Vicente Fernández, un cercano colaborador y ex presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Todos ellos han sido mencionados en la investigación del caso Koldo.
Fernández, conocido como el “protegido” de Montero, ocupó roles clave en la administración cuando ella estuvo en la Junta de Andalucía. Su ascenso a presidir la SEPI coincide con la llegada de Montero al Ministerio de Hacienda en Madrid. Sin embargo, tras ser imputado en el caso Aznalcóllar, Fernández se retiró para trabajar como asesor de Servinabar 2000 SL, una empresa que ahora es investigada por su relación con la trama que involucra a Koldo García y Santos Cerdán. Esta empresa, la misma que recibió una adjudicación pública desmesurada de 76 millones de euros, está bajo la lupa debido a su vinculación con Fernández.
Recientemente, Vicente Fernández se presentó ante el Senado para la Comisión de Investigación del caso Koldo, pero se acogió al derecho a no declarar, argumentando que el caso Aznalcóllar era el motivo de su silencio. Su patrimonio inmobiliario, que incluye seis viviendas de lujo adquiridas en seven años con un salario corriente, plantea serias interrogantes sobre su fuente de ingresos. El senador del PP, Francisco Bernabé, no dudó en llamarlo “pieza clave de una maquinaria institucional corrupta”, destacando la conexión de Fernández con Montero y el PSOE.
Carlos Moreno, también relacionado con el escándalo, aparece en grabaciones gestionando un encuentro entre un comisionista y el exministro Ábalos para desbloquear dinero retenido. Las implicaciones de Moreno, que ha admitido haber facilitado reuniones por “relaciones partidistas”, refuerzan la imagen de una red de corrupción donde la ministra tiene un papel significativo.
Este caso no es un incidente aislado; representa un patrón de corrupción que apunta a prácticas comunes entre algunos altos cargos del PSOE. A pesar de su reticencia a asumir responsabilidades, la conexión de Montero con este entramado se hace cada vez más evidente. A medida que avanza la investigación, su figura se identifica como un punto clave de la Trama PSOE, complicando aún más su futuro en el ámbito político. La presión aumenta, y con cada nuevo desarrollo, es más difícil para Montero mantener su inocencia.
Fuente: Partido Popular Andalucía
