Las tensiones entre Tailandia y Camboya han escalado nuevamente con el reinicio de hostilidades tras seis semanas de un frágil alto el fuego mediado inicialmente por Donald Trump. Tailandia ha ejecutado ataques aéreos contra posiciones camboyanas, justificando la acción ante la supuesta violación del cese al fuego por parte de Camboya, que insiste en que Tailandia está detrás de las provocaciones. Más de 385,000 tailandeses y cientos de familias camboyanas han sido desplazados por los enfrentamientos. Las recurrentes disputas territoriales, arraigadas en la falta de delimitación precisa de la frontera, han avivado un conflicto latente desde hace décadas. A pesar de los esfuerzos internacionales por la paz, las acusaciones mutuas han revivido la crisis, poniendo en entredicho el acuerdo firmado en octubre en Malasia. Líderes regionales y globales, como el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, y el Gobierno japonés, han llamado a la contención y moderación para evitar que la situación continúe deteriorándose.
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