El pasado lunes, Barcelona se sumió en tristeza al conocerse la muerte de Angelina Torres, quien, a los 112 años, dejó un legado de fortaleza y resiliencia. Angelina vivía junto a la Sagrada Familia, simbolizando su conexión con la vida y la fe. Aunque los médicos, liderados por la doctora Mireia Mascaró y el doctor Manuel de la Peña, hicieron todo lo posible, un fallo multiorgánico puso fin a su longeva vida.
Lo que sorprende de Angelina es que mantuvo sus facultades mentales hasta el final. Según el doctor de la Peña, ella conservaba una mente positiva y alegría contagiosa. Su filosofía era ayudar a los demás, mantener una dieta sana y dormir con la conciencia tranquila. Esta actitud la convirtió en un emblema de resistencia, habiendo sobrevivido a múltiples guerras.
Paralelamente, Teresa Fernández Casado, también de 112 años, se sitúa como la persona más longeva de España. Nacida en León en 1913, ha sido un ejemplo de vitalidad. Madre de nueve hijos, su presencia en redes sociales la ha convertido en un símbolo de esperanza. A sus 101 años, superó con éxito una operación de stent, demostrando que la longevidad saludable es posible.
España, con cerca de 20,000 centenarios, lidera en longevidad en Europa. El doctor de la Peña aboga por un enfoque positivo al envejecimiento, resaltando que la edad es una oportunidad más que una barrera. Su popular «Guía para vivir sanos 120 años» ofrece claves para una vejez plena.
Junto a Angelina y Teresa, otras figuras como Sor Rosario Soto, Carme Noguera, y Engraciano González Barroso, demuestran que la longevidad es cada vez más común. Estos ejemplos de vida nos invitan a reflexionar sobre el cuidado del cuerpo y la mente, y a adoptar una actitud amorosa y constructiva ante la existencia.
Las vidas de Angelina y Teresa inspiran a vivir con propósito y alegría, recordándonos que cada día es una nueva oportunidad de crecimiento y disfrute en el regalo de la vida.








