Los disturbios más graves en el Reino Unido desde 2011 se desataron tras el ataque mortal de un joven trastornado nacido en Gales, lo que provocó una ola de violencia ultraderechista. Grupos supremacistas blancos y antimusulmanes tergiversaron los hechos, incitando disturbios en varias ciudades y provocando al menos 420 detenciones y varios heridos. El primer ministro Keir Starmer, enfrentando su primera crisis, condenó la violencia y prometió aplicar la ley con firmeza. Figuras como Tommy Robinson y Nigel Farage alimentaron el caos con discursos incendiarios y llamados a medidas extremas, complicando aún más la situación migratoria y social del país.
Leer noticia completa de Internacional en El Independiente.
