Un devastador tornado azotó la ciudad de Río Bonito de Iguaçu, en el estado brasileño de Paraná, causando seis muertes y dejando aproximadamente 750 heridos, de los cuales nueve se encuentran en estado grave. Además, hay un desaparecido y el 70% de los habitantes de la localidad resultaron afectados. Los feroces vientos, que superaron los 250 km/h, arrasaron con infraestructuras como silos y gasolineras. En respuesta, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva decretó el estado de catástrofe y envió ayuda humanitaria a la región. Este fenómeno coincide con la COP30 en Belém, donde se discuten medidas para frenar el calentamiento global, resaltando la creciente frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos en Brasil.
Leer noticia completa en El Pais.
