En Castrillo de Murcia, un pequeño pueblo de la provincia de Burgos, España, se celebra anualmente el singular y controvertido ritual del «Colacho» durante el Corpus Christi. Esta tradición, documentada desde el siglo XVII, involucra a hombres vestidos de demonios que saltan sobre bebés acostados en colchones, como un acto de purificación pensado para proteger a los infantes de malos espíritus y del pecado original. El evento, que ha evolucionado de su origen religioso a una festividad más carnavalesca, atrae a miles de turistas, a pesar de las preocupaciones sobre la seguridad de los niños involucrados. Respetando su sentido histórico-cultural, los habitantes de esta localidad defienden la validez de la tradición, que simboliza una parte integral de su identidad.
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