En los últimos dos años, el número de fallecimientos por desnutrición se ha incrementado alarmantemente, alcanzando los 210 casos. Este aumento refleja una grave crisis alimentaria, agravada por factores económicos y climáticos que han impactado desproporcionadamente a las comunidades más vulnerables. Organizaciones internacionales han instado a los gobiernos a tomar medidas urgentes para abordar la inseguridad alimentaria y prevenir más tragedias, enfatizando la necesidad de una respuesta coordinada y efectiva para revertir esta tendencia.
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