Un atentado en una iglesia ortodoxa en Damasco, atribuido al Estado Islámico, dejó al menos 20 muertos y 52 heridos. Este ataque, el primero de tal magnitud contra civiles tras la caída del régimen de Al Asad, fue ejecutado por un terrorista suicida durante una misa. El gobierno sirio, dominado por una milicia ultraconservadora, condenó el ataque, mientras el Estado Islámico, aunque debilitado, muestra signos de reactivación. Los expertos advierten sobre su creciente actividad, a pesar del impacto de las operaciones antiterroristas lideradas por EE UU. Actualmente, el país está bajo el liderazgo de Ahmed Sharaa, pero las tensiones con ISIS persisten, a pesar de esfuerzos de seguridad conjuntos para neutralizar amenazas.
Leer noticia completa en El Pais.