Las calabazas, emblema tradicional de Halloween, no necesitan culminar su viaje en el cubo de la basura una vez pasada la festividad. Con la llegada de noviembre, muchas personas se preguntan qué hacer con estas coloridas decoraciones. Existen múltiples formas creativas de darles una segunda vida, aportando además un toque especial al hogar.
Una de las opciones más eco-amigables es convertir las calabazas en compost. Al descomponerse, enriquecen el suelo del jardín, nutrido para futuros cultivos. Además, algunas calabazas son seguras para alimentar a aves y otros animales de granja, ofreciendo una solución sostenible.
En la cocina, las calabazas se transforman en deliciosas sopas o purés. La pulpa comestible, combinada con especias, puede convertirse en un plato reconfortante que evoca los sabores del otoño.
Para los amantes de las manualidades, las calabazas pueden ser un lienzo inigualable. Pintarlas o decorarlas permite crear adornos únicos que pueden ser exhibidos durante todo el año. También pueden convertirse en jarrones o centros de mesa con un poco de ingenio.
En el ámbito de la jardinería, las calabazas sirven como macetas perfectas. Con un corte en la parte superior y algo de tierra, se convierten en recipientes ideales para plantas pequeñas o hierbas, aportando encanto al jardín.
Los entusiastas de la sostenibilidad pueden secar y plantar las semillas de calabaza para cosechar nuevas el siguiente año, o tostarlas como un aperitivo saludable.
Las calabazas también pueden atraer vida silvestre. Colocándolas cortadas en el jardín, se pueden atraer pájaros, mariposas y otros insectos, fomentando la biodiversidad local.
En cuanto a la decoración, algunas personas optan por pintarlas con tonalidades otoñales o invernales, adornándolas con hojas secas o ramas, integrándolas en la decoración navideña.
Finalmente, un concurso de tallado de calabazas en casa puede ser una actividad divertida y creativa, permitiendo exhibir originales diseños antes de ser compostadas.
Con un poco de creatividad, las calabazas decorativas pueden evitar el destino de los residuos, encontrando un nuevo propósito que no solo es entretenido, sino también respetuoso con el medio ambiente. En lugar de desecharlas, se puede enriquecer el hogar y contribuir al bienestar del planeta.








