En esta reflexión, un lector comparte su decisión de releer «Cien Años de Soledad» de Gabriel García Márquez antes de ver su adaptada serie en Netflix, destacando como la novela ofrece un deleite literario que no se desgasta con el tiempo. A través de sus descripciones vívidas y prosa única, García Márquez confirma su habilidad para capturar la esencia de la vida y la imaginación, un talento comparable a la maestría de artistas como Miguel Ángel o Van Gogh. El lector compara la relectura con la satisfacción de explorar las obras clásicas de autores como Tolstoy y Dostoyevsky, señalando que las experiencias literarias maduras son menos sobre el descubrimiento de nuevos mundos y más sobre el redescubrimiento de la espectacularidad en las palabras ya familiares. En un contexto más amplio, el artículo sugiere que, en nuestros años finales, los libros conocidos aportan un consuelo único frente a las novedades del día y al bullicio del mundo contemporáneo.
Leer noticia completa en El Pais.