En Marruecos, la generación Z sigue manifestándose, sumando protestas por sexto día consecutivo tras la muerte de tres personas en un asalto a la Gendarmería en Laqliaa. Aunque los organizadores promueven la no violencia, el Ministerio del Interior reporta 354 heridos y más del 70% de los manifestantes son menores de edad. La indignación nacional, avivada por la muerte de ocho embarazadas en condiciones insalubres en Agadir, refleja descontento con el desempleo, la corrupción y la gestión gubernamental, criticando el gasto en infraestructura deportiva en lugar de mejorar servicios de salud y educación. La Fiscalía advierte penas severas para los involucrados en disturbios, mientras el gobierno marroquí expresa disposición al diálogo para abordar las demandas sociales.
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