El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intentado cambiar la narrativa sobre la situación económica del país frente a la crisis de asequibilidad que ha marcado su mandato. En un discurso improvisado en Pensilvania, admitió que los precios altos son un problema, atribuyéndolos a la administración previa de Joe Biden, aunque al mismo tiempo calificó su gestión económica como sobresaliente. A pesar de las promesas de mejora económica y medidas como recortes arancelarios y subsidios al sector agrícola, los datos apuntan a un aumento del desempleo y la inflación, con la percepción popular en niveles bajos. El partido demócrata ha aprovechado el descontento, logrando victorias electorales recientes que desafían el control republicano. A medida que crece la desaprobación pública hacia las políticas de Trump, la Casa Blanca busca revertir la situación con una campaña comunicativa antes de las elecciones de medio término.
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