La Administración de Donald Trump ha intensificado su política de restricciones migratorias al implementar un veto casi total a ciudadanos de Burkina Faso, Malí, Níger, Sudán del Sur y Siria, prohibiéndoles inmigrar a Estados Unidos excepto en raras excepciones. Además, ha establecido restricciones parciales para ciudadanos de otros 15 países, limitando severamente sus posibilidades de obtener visados de turista y estudiante. Justificadas como medidas de seguridad y control migratorio, estas regulaciones evidencian un endurecimiento significativo de la política migratoria estadounidense, generando críticas de organizaciones de derechos humanos que alertan sobre sus impactos en la reunificación familiar y el acceso a protección internacional. A pesar de las críticas, la Casa Blanca defiende estas acciones como necesarias para la seguridad nacional.
Leer noticia completa en OK Diario.




