En un evento lleno de humor y críticas políticas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retomó la tradición del indulto anual de pavos en la Casa Blanca, una costumbre iniciada por George H. W. Bush en 1989. Durante la ceremonia, celebrada en la pavimentada Rosaleda de la Casa Blanca, Trump perdonó a dos pavos de Carolina del Norte, Gobble y Waddle, en un acto que aprovechó para lanzar indirectas a su predecesor Joe Biden y otros rivales políticos. Acompañado por la primera dama Melania, Trump bromeó sobre los indultos anteriores y criticó a demócratas destacados, asegurando que los perdones presidenciales firmados con un «bolígrafo automático» eran inválidos. Los pavos, que dormirán en un hotel de lujo y vivirán bajo el cuidado de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, son parte de una tradición en la que cada año 46 millones de pavos son sacrificados en el país para el Día de Acción de Gracias, una festividad que conmemora un banquete compartido entre colonos e indígenas en 1621.
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